domingo, 4 de abril de 2010

Hoy vi. (a Talcahuano... con amor)

Como nunca imagine,
hoy vi y lloré,
vi inmensos titanes de hierro y caucho fundido,
que ya no van más por alta mar,
tampco se cobijan cerca de piedras enormes y arena,
hoy esos titanes lucen extraviados,
buscando algún sentido sobre el asfalto que hoy los abraza con desdén,
ese no es su hogar!,
sus historias se tejen allá lejos,
no aquí entre autos y peatones,
hoy vi a esos titanes de hierro y caucho fundido,
y no comprendí por que aún no vuelven a su hogar,
quizás están aterrados,
o simplemete ya no desean volver a las noches agitadas de oscuridad,
ellos al igual que los peatones observan atónitos el horizonte,
huelen el ambiente putrefacto
y dejan que sus "dueños" los diagnostiquen,
como dando una pequeña señal de que volverán a empezar,
pero yo lo sé... me lo dijieron y seré reservado respecto a su futuro quehacer,
hoy vi esos titanes y con tristeza me susurraron,
hablaron de esa noche y de lo que vino después,
de la solitud y de la descomposición humana,
por suerte hoy están quietos,
por suerte hoy sólo contemplan la devastación,
pues, si se desprendieran de su terror, otra gaviota cantaría,
hoy los vi, y sentí esos titanes ya no ser tan titanes,
hoy son pequeños botes a la deriva,
ya no se entrometen con cardumenes,
ya no aseguran estabilidad al humano,
ya parecen ser chatarra,
pero aún en su oxidación diaria,
saben señalarme que nada es estable,
y que sólo el olimpo sabe que pasará,
frente a eso... sólo me queda seguir aquí sentado,
obervando el mar,
oliendo el dolor,
e imaginando la esperanza que implica seguir con vida.